La Auditoría es una actividad de
inspección, revisión y control que tiene como objetivo fiscalizar el
cumplimiento de ciertas normas. Cuando una persona o una empresa son sometidas a
una auditoría, el auditor se encarga de recopilar datos y analizar procesos
para presentar un informe que demuestre si el sujeto o la compañía están en
regla y dentro de los parámetros de la ley.
El adjetivo fiscal, por su parte,
refiere a aquello perteneciente o relativo al fisco (el tesoro público o el
conjunto de organismos públicos cuya función es recaudar impuestos y tributos).
Estas dos definiciones nos
permiten afirmar que una auditoría fiscal es una inspección de la situación
tributaria de una persona o de una empresa para verificar si cumplen con sus
obligaciones.
La auditoría fiscal, por lo
tanto, es un proceso que consiste en la obtención y evaluación de evidencias
acerca de los hechos vinculados a los actos de carácter tributario. El auditor debe
comparar las declaraciones y los pagos de impuestos con las finanzas del ente
auditado para determinar si todo está en regla.
Además de todo lo expuesto
tendríamos que subrayar que existen básicamente dos tipos de auditorías: la
interna y la externa. Esta última puede ser, a su vez, de tipo gubernamental o
bien de carácter privado.
Al llevar a cabo una auditoría de
tipo fiscal es innegable que el profesional que la lleve a cabo realice un
exhaustivo análisis de la empresa en cuestión y de la información de la misma.
Así, más concretamente, deberá adquirir los máximos conocimientos sobre la
estructura de aquella entidad, las operaciones que lleva a cabo o las
condiciones económicas que posee.
De esta manera, con esos datos y
a partir de los mismos, el auditor realizará un profundo análisis, después
inspeccionará y confirmará lo estudiado, investigará y observará. El resultado
de todo ello será la confección de un informe final o dictamen, que se compone
de dos partes estructuradas: una primera, en la que se da a conocer el
procedimiento llevado a cabo, y una segunda donde establece su opinión.
El Estado, a través de distintas
oficinas y secretarías, suele desarrollar auditorías fiscales para asegurarse
que los contribuyentes estén cumpliendo con sus obligaciones. En caso de
detectarse alguna irregularidad, el deudor es intimado a regularizar la
situación y, según el caso, puede ser castigado de diversas formas ya que la
evasión fiscal es un delito.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario